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El Árbol de la Vida

Las cábalas de una estudiante espiritual
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La Kabbalah del dinero. Cómo hacer negocios con Dios.

Actualizado: 28 oct 2018

Según un proverbio judío, una persona muestra su carácter de tres maneras; por el vaso (esto es el apetito, la comida), el bolsillo y el enfado; en hebreo kosó, kisó y kaasó. Tomando esta base, el rabino Nilton Bonder redacta su trilogía: “La Kabbalah de la comida”, “La Kabbalah del dinero” y “La Kabbalah de la envidia”. Nilton Bonder es capaz de presentar con sencillez, y fácil comprensión, conceptos que pueden ser muy abstractos, siempre acompañados de dichos e historias rabínicas que ilustran a la perfección los significados más sutiles.


Anton Koberger, 1483

En este libro que acabo de leer, “La Kabbalah del dinero”, el autor explora los mundos invisibles de la riqueza y, si os pasa como a mí, puede tener tintes casi de revelación mística. Bueno, a lo mejor exagero un poco, pero lo cierto es que ha conseguido que vea el funcionamiento del Universo de forma muy distinta, lo que me ha permitido, entre otras cosas y por el momento, entender situaciones que se han presentado en mi vida.

¿Y por qué el dinero es tan importante? Tal y como el propio Nilton dice, “el camino más largo es el que lleva del corazón al bolsillo”, y es bien cierto. Cuando analizamos la forma de actuar de las personas con respecto a sus posesiones es cuando mejor nos podemos dar cuenta de cómo es esa persona. Es en esos momentos “incómodos” en nuestra soledad, cuando nadie nos mira, donde caen las palabras para pisotearlas con nuestros actos.

Al leer la palabra “dinero” seguro que imaginamos euros o dólares, o quizá otra moneda “física” según nuestro país de origen. Aquí se nos muestra que hay muchos tipos de “monedas”, que la riqueza tiene diversas dimensiones y como se materializan los intercambios entre ellas. Aunque no lo parezca, esas monedas que podemos tocar con nuestras manos tienen dimensiones profundas e invisibles. Y no me estoy refiriendo a las tarjetas de crédito, o a los números del banco, que en definitiva es dinero, pero no lo tocamos con nuestras manos.

Según los cabalistas (voy a resumir muuuucho), existen 4 mundos que conforman la existencia. Éstos, aplicados al ser humano, constituyen sus cuatro dimensiones básicas; plano material, plano emocional, plano mental y plano divino. Esta misma estructura se puede aplicar a las dimensiones del dinero; los billetes en nuestras manos son solo una de sus dimensiones, la más material y última. Esa “moneda”, más real que el propio dinero físico, se puede transferir de los mundos emocionales al físico, por ejemplo, o incluso a la inversa (aunque sea este paso a la inversa más difícil). Sabes eso que dicen: “desafortunado en el juego, afortunado en amores”; pues tiene una base cierta. El dinero real se mueve entre estos cuatro mundos, con unas interacciones que, a veces, nos parecen incomprensibles y que, cuando aparecen, las vemos como “golpes de suerte”. Pero tal cosa no existe. Lo que ocurre es que vemos el principio y el final de todo un proceso que, por darse fuera del plano físico, no podemos verlo con nuestros ojos, y perdemos la relación causa efecto.

Con esto quiero decir que el Universo (entendido como la suma de los cuatro mundos) en el que nos movemos es como un inmenso mercado en el que hay intercambios constantes de diferentes tipos de monedas, que en un momento u otro se pueden materializar de diversas formas. Algunas monedas a intercambiar podrían ser la gratitud, el tiempo o incluso los actos de bondad. El paso al mundo material (físico) se puede concretar de varias formas que, en su conjunto, podríamos definir como, abundancia: dinero, salud, posesiones… Pero también existen otros planos en los que podemos recibir los “pagos” por nuestras inversiones. Eso sí, debemos tener claro que las interacciones entre los diferentes mundos son complejas. La visión de estos mundos es como esferas moviéndose dentro de otras esferas, engranajes funcionando en todas direcciones, con un movimiento que puede parecer caótico, pero que en realidad está perfectamente cronometrado, si no, no funcionaria. Además, este dinero real no se crea de la nada; si nosotros conseguimos materializar dinero de otros planos, es porque previamente teníamos algo “ahorrado”, un pequeño tesoro. Por eso, cuidado con transformar demasiado dinero en moneda física, porque podemos entrar en una verdadera escasez que se traslade a otros planos.


Nuestro deber es mejorar la calidad de vida a nuestro alrededor, creando abundancia sin generar escasez que pueda perjudicar a un tercero o a nosotros mismos. En caso de duda, es siempre mejor disfrutar de la no escasez que de la abundancia. El enriquecimiento del cuerpo está limitado por el enriquecimiento del alma y debemos evitar hacer énfasis de las experiencias corpóreas a expensas de las experiencias del alma. La norma es clara: la abundancia que genera escasez es una doble perdida de tiempo.


Este libro contiene instrucciones muy valiosas, además de comprensibles y accesibles para todos. Si tuviera que resumir sus enseñanzas en pocas palabras diría que debemos invertir nuestros recursos sabiamente, todos, pensando más allá del mundo físico; y que podemos realizar actos, algunos de ellos cotidianos, que pueden ser una importante inversión de futuro.

Debemos perder el miedo a hacer negocios con Dios. Estamos acostumbrados a pedir dinero al banco y a devolverlo en cómodos plazos, con sus correspondientes intereses. Dios no nos va a cobrar intereses, pero a través del karma nos cobrará todo lo adelantado (y digo karma para no perder la perspectiva; estos procesos pueden discurrir entre varias vidas y si olvidamos eso podemos caer en el error de pensar que la “vida es injusta”). Es cuestión de sopesar lo que más nos pueda interesar.

Llegados a este punto, te hago una propuesta; no le pidas a Dios, dale más de lo que te pida; que sea él el que te deba. Es la inversión más segura que puedes hacer; la devolución será cómo y cuándo lo necesites, no te va a faltar de nada (quizá tampoco te sobre). Es mejor que una tarjeta de crédito. La abundancia está a tu alcance, mucho más cerca de lo crees. Sólo tienes que saber como gestionar tus recursos, y en este libro puedes encontrar muchas pistas…

<<De nuestros actos cotidianos, surgen constantes depósitos para nuestras cuentas de ahorro en los mundos inmateriales. Éstos son los mundos que interactúan con el nuestro y los lugares en los que estableceremos residencia cuando ya no seamos seres materiales. Inscribámonos en el Libro del Sustento y disfrutemos de un equilibrio positivo que nos permitirá operar en el mercado durante todo el tiempo>>.


Si quieres más información sobre este interesante libro, haz clic aquí.


Si quieres saber más sobre el rabí Nilton Bonder, haz clic aquí.


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